sábado, 21 de diciembre de 2013

Ausencias bien aprovechadas

Pues eso, que si he estado ausente ha sido porque he estado trabajando (sin cobrar, porque ya sabemos como está la cosa pero trabajando). He estado liado con dos cortometrajes, que ya os enteraréis si me apetece, alguna serie fotográfica, exposiciones y firmas de libros que hace que nazcan nuevos proyectos.
Se que suenan a excusas baratas, y sí en parte lo son, podría haber escrito algo pero no me apetecía y aparte que me cansa un poco trataros de basurero echándoos siempre mi mierda encima. Así que intentaré escribir un relato interesante, aunque ya sabemos como van siempre mis intentos... acaban en el retrete.

¿Mi estado actual? Prefiero estar ocupado que pensar en algo que no merece la pena y fingir una falsa sonrisa, me esperan unas navidades ocupadas y llenas de hipocresía familiar, vamos como a todos. Paso de hacer un resumen del año porque no me da la gana, que lo bueno siempre está por venir o eso dicen, espero. Una entrada insulsa y poco interesante, pero es lo que se me pasa por la cabeza ahora mismo.

Que tengáis felices fiestas y esas tonterías, por si no me da el venazo de escribir antes de fin de año.

lunes, 2 de diciembre de 2013

El mar


El mar, el océano. Esa gran masa de agua que cubre la tierra. La fuerza de las olas al romper contra las rocas. Quiero hundirme, estrellarme contra el fondo, llegar a la raíz de todo. Solo así puedo empezar de nuevo, empezar de Zero. Cuando te pierdes has de retroceder en tus propios pasos para seguir el camino que crees correcto. Tienes permitido equivocarte pero obligado a rectificar.
Quiero rodearme de agua, notar la inmensidad sobre mi cabeza. Necesito limpiarme el barro y la suciedad que he ido acumulando, quiero desintoxicarme, quiero curarme. Quiero dejar de sentir odio, ira y rencor. ¿Por qué no me dejas? Déjame, quiero ser libre, no intentes atarme por miedo a perderme porque ya me has perdido. Déjame cortar los pocos lazos que me atan a ti. Déjame hundirme en el frío óceano, descender a los infiernos y resurgir sano al pisar tierra de nuevo.  



Solo quiero estar bien…



miércoles, 13 de noviembre de 2013

Cuento para no dormir

Hoy me vengo a quejar, es algo que llevaba rondando por mi cabeza hace tiempo y es algo que me molesta bastante.

¿Por qué recurrimos al cariño o al afecto de otros por una carencia nuestra? Es decir, ¿Por qué un clavo ha de sacar otro clavo? No me gusta, me da asco. Es algo que se debería superar por uno mismo, pero no, necesitamos algo que llene el vacío o simplemente no reprimir esas ganas de dar cariño y dárselo al primero que pase. Me parece algo patético, y sí yo también lo he hecho y me parece algo despreciable o incluso cruel.

Estamos dando caricias, abrazos, besos al que no le corresponde, damos un afecto a otra persona por el hecho que no se lo podemos dar al que queremos, o porque queremos recibirlo de alguien en especial pero es imposible. Recurrir a alguien ajeno puede acarrear consecuencias graves, estamos demostrando una idea de nosotros al otro que no hay, podemos acabar que la otra persona se encariñe demasiado con nosotros, y claro… luego vienen los disgustos, enfados y demás. 
Consecuencias que la gran mayoría no quiere asumir y que se defiende diciendo lo de “lo hice porque quise, pero ahora ya no quiero”. Pues no me da la gana, las cosas claras, decir lo que se quiere desde un principio. Así no hay malentendidos y lo que haya se disfruta más. ¿Qué se pierde el romanticismo? Sí, pero si recurres a estas cosas no es para encontrar  pareja, solo para distraerte. Que de tanto clavo, al final solo te queda una mano libre para sacar la espina y darte cuenta que podías haberlo hecho sólo hace mucho tiempo.


En fin, estoy cansado de tanto cuento de hadas y al final irme a la cama con un cuento para no dormir.

domingo, 27 de octubre de 2013

Tengo frío

Quiero entrar en calor, 
calentarme, 
que me suba la temperatura, 
empezar a sudar, 
sofocarme, 
tener fiebre. 

Quiero notar como me abrasa la piel 
y como la sangre me hierve.

Quiero quemarme, 
derretirme, 
evaporarme 
y arder. 

Quiero convertirme en gas 
y entrar en combustión. 

Quiero explotar, 
estallar. 

Quiero ser fuego.

jueves, 24 de octubre de 2013

Taza de Nesquik

Parece que espero con ansia la noche, empieza a ser el mejor momento del día. Poco a poco la gente con la que hablo se va yendo a dormir, tienen responsabilidades al día siguiente. De algún modo les tengo envidia, tienen algún tipo de rutina estudiantil o de trabajo, algo que me gustaría tener. Al final me quedo embobado hasta las tantas leyendo artículos cada vez más chorras. Solo estamos mi insomnio y mi cara de cansado y pensativo. Voy a la cocina a tomar un café o lo que sea. ¿Café? Sí, eso sería perfecto para dormir. Mejor me hago un Nesquik… En vez de tomármelo en la habitación voy a hurtadillas a la terraza, pero la maldita puerta chirría más cuanto menos ruido quieres hacer.
Hace un frío de cojones, y más después de haber llovido, pero de alguna manera lo echaba de menos. Las calles húmedas, el parpadeo de la farola (que lleva así desde que tengo uso de razón), el chirrido de algún grillo y gente que vuelve a casa después de “una gran noche” o de currar. Respiro hondo y el aire frío me llena los pulmones. Me da un escalofrío, normal, ¿A quién se le ocurre salir en manga corta con este frío? He temido por la taza, que con el tembleque casi se me cae y la lío ya de madrugada, menos mal que no ha pasado nada.


Doy pequeños sorbos a la taza y la dejo en una mesa cercana, cruzo los brazos y me veo en el reflejo de una ventana en el edificio de enfrente. La de cosas que han pasado en menos de un año, demasiadas tal vez. Intento no ponerme nostálgico, pero muchas cosas me vienen a la cabeza… Ahora solo hay una falsa simpatía para que no haya malos rollos, una sonrisa forzada para mantener un mínimo contacto y fingir que no ha pasado nada. Cojo la taza y bebo lo que queda del Nesquik, parece que es un pequeño calmante para tanto drama. Mejor me voy a la cama, que ha sido una noche rara.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Me habré acostumbrado

Hace ya unas semanas, se podría decir que casi un mes, que ya no duermo abrazado a la almohada. Me habré acostumbrado supongo, pero no sé si eso es bueno o malo. El pequeño placer de tener la cama para ti y que nadie te robe las sábanas. Pero, siempre hay peros, aun sigo imaginando conversaciones sobre lo que te diría, vomitar cuanto he llegado a odiarte y cuanto te echado de menos. Me habré acostumbrado supongo.
Como de costumbre, acabo escribiendo de madrugada. Soy de vida nocturna, que no por ello significa que me desviva por los bares y las fiestas, que también. Siempre he dicho que la mejor manera de conocerme es en un bar con cerveza en la mano. Por la noche estoy más despierto que dormido, más entusiasmado que aburrido y si a todo esto le sumas que hay menos gente que moleste porque están durmiendo, es el momento perfecto para eso que estas pensado. Y sí, me refiero a escribir.

jueves, 3 de octubre de 2013

Sí, esto es necesario

Me encuentro perdido, estancado, en un punto muerto y SÍ, esto es necesario. No se a donde llegará ésto. Llevo varios blogs escribiendo y al tiempo los cierro o los elimino, o lo que es peor aún, los abandono. Soy una persona poco constante, que le cuesta atarse a las cosas, SÍ un soy irresponsable. No llevo una buena racha en todos los sentidos la verdad, no estoy bien pero estoy mejor que antes (en teoría). 

Últimamente leo artículos muy interesantes y entretenidos de diferentes blogs: El hombre confuso, sombras de neón, bojapalabrado, etc. Gente que escribe, muy bien además y sabiendo que yo podría ser uno de ellos si no fuera por mi maldita pereza. He de encontrar motivación, alejarme de las excusas, dejar en un “ya lo haré en otro momento”. ¡NO, HAZLO YA! Pero las excusas tienen más fuerza de lo que pensaba. No es un no puedo, poder puedo como estoy escribiendo esto ahora de madrugada. ¿Pero qué ocurre? No lo se…vaguería, crisis de los 20 o yo que se que polladas más. 
El caso es que me hundo cada día que pasa sin saber bien por qué o por no querer saberlo. Llevo tiempo buscando algo que no he encontrado (entre otros chascos sin venir a cuento, pero lo pongo porque me da la gana) y ahora de vuelta a casa de mis padres me he acomodado, siempre es más fácil esperar a que te lo den todo hecho. 
Estoy cansado de este estado, y no paro de repetirme lo que me gustaría escuchar: “Inténtalo, no te rindas, no te quedes quieto, tú ves haciendo”. Pero se de antemano que es un placebo y no funciona. La ayuda que ejerce la gente de tu entorno es importante, pero si huyes de ese entorno por X razones ¿Qué? Estás solo y la automotivación diaria se convierte en una lucha que al parecer tienes ganas de perder.


“El movimiento genera movimiento”, una frase de tantas que tengo escritas en la pared para hacerme reaccionar, y más o menos lo estoy intentando ¿No? ¿O este escrito no cuenta porque no es un relato? Por algo se empieza JODER. Sí, lo se, cuando estoy enfadado digo muchos tacos, pero es que es una forma de sacar la ira y la rabia que tengo dentro, acumulada ahí desde hace meses y que aún no he sacado del todo, siempre a cuenta gotas. No, si al final todo se me mezcla, lo personal con el trabajo, es un cúmulo de cosas que me hincha los cojones y nunca revienta (ves lo que decía de los tacos).

En fin… un escrito de lo más improvisado, no lo pienso ni revisar. Verás que la estructura es pésima, la sintaxis mal puesta y seguro que hay faltas ortográficas, pero esto no es un relato preparado, es un texto para soltar algo de mierda que llevo encima.  Así, a lo mejor, se me ocurre por alguna casualidad hacer algo productivo y dejar de lloriquear todos los días.

viernes, 27 de septiembre de 2013

"Y con el frío, llegó la calma"

La habitación revuelta. La cama lleva sin hacerse días, semanas. Las sábanas empapadas en sudor y la almohada en lágrimas. Llevo viviendo en esa cama demasiado tiempo. Me levanto. Mis píes desnudos tocan el suelo helado. Salgo de la habitación, el pasillo y de ahí al salón. Todo parece tener un color azulado. Miro por la ventana, no hay nadie en la calle. ¿Qué hora es? Hace algo de viento y poco a poco van cayendo copos de nieve. "Y con el frío, llegó la calma" me repito. Me siento en la silla y veo que tengo la botella de whisky a medias. Cojo el vaso con desprecio. De repente, me viene un olor a vainilla. Antes me gustaba ese olor, ahora me repugna. Aprieto el vaso. Lo estampo contra el suelo. Estalla en mil pedazos y un cristal me raja la mejilla izquierda. A LA MIERDA LA CALMA